1. La democracia en treinta lecciones (Giovanni Sartori)
Ed. Taurus, 152 pp.
¿Qué significa, exactamente, «democracia»? ¿Cuáles son las condiciones necesarias para hacerla posible? ¿De qué maneras puede funcionar un proceso que lleva a millones de electores a dotarse de unas cuantas decenas de representantes? ¿En qué consisten la libertad política y la igualdad? ¿Existen distintos grados de democracia? ¿Por qué debemos preferir la democracia? ¿Qué distingue a la derecha de la izquierda? ¿La democracia se puede exportar? ¿Entre Occidente y el islam se está produciendo un conflicto de civilizaciones? ¿Cuál es la relación entre democracia y desarrollo económico? ¿La democracia está en peligro? A estas preguntas, que se refieren, directa o indirectamente, a las cuestiones más vitales del debate político contemporáneo, Giovanni Sartori responde con treinta breves y clarísimas lecciones, proporcionando al ciudadano corriente un valioso instrumento de conocimiento para la defensa de sus derechos, y por tanto de su libertad.
Giovanni Sartori, uno de los mayores expertos en democracia, es sin duda un profesor de lujo. Todo lo que hay que saber sobre la democracia, al alcance de cualquier ciudadano.
2. El mito del votante racional (Bryan Caplan)
Ed. Innisfree, 201 pp.
En este sugestivo ensayo, el economista Bryan Caplan pone en duda los supuestos básicos del sistema político. Caplan plantea que el mayor obstáculo para conseguir una política económica saludable no reside en los grupos de presión ni en los desenfrenados.
3. La democracia sentimental (Manuel Arias Maldonado)
Ed. Página Indómita, 438 pp.
Asistimos a la reaparición de viejos fantasmas políticos: el nacionalismo, la xenofobia, el populismo… Se trata de movimientos de introversión agresiva caracterizados por la búsqueda de un chivo expiatorio y por el predominio de las emociones sobre la razón. El resultado: una amalgama de pasiones muy distinta de la esfera pública sosegada que los ilustrados soñaron como fundamento para nuestras democracias representativas.
Al mismo tiempo, se ha hecho visible un giro afectivo en las ciencias sociales y las humanidades. Como consecuencia de los avances en el estudio del cerebro, se otorga un papel cada vez mayor a los afectos en nuestros procesos de percepción, cognición y decisión. Y, si bien las noticias que suministran los distintos saberes humanos no son definitivas, las neurociencias parecen indicar que nuestra soberanía individual es menor de lo que creíamos.
Así pues, ¿somos individuos políticamente racionales o más bien ciudadanos sentimentales? ¿Pueden explicarse los problemas de la democracia contemporánea como un efecto del peso de las emociones en el proceso político y la vida social? ¿O hay que rescatar a los afectos de su descrédito tradicional e integrarlos en una concepción más realista del ser humano?
En este exhaustivo trabajo, Manuel Arias Maldonado se enfrenta al desafío de arrojar luz sobre la cuestión. Con un enfoque admirablemente multidisciplinar, el autor plantea la necesidad de una reformulación de la autonomía individual y la defensa de una sociedad abierta en la que sujetos más sofisticados puedan gestionar reflexivamente sus propias emociones. Sin duda, somos demasiado humanos para lograrlo del todo, pero seríamos menos que humanos si dejáramos de intentarlo.
4. Democracy for Realists: Why Elections Do Not Produce Responsive Government (Christopher H. Achen & Larry M. Bartels)
Ed. Princeton University Press, 395 pp.
Democracy for Realists assails the romantic folk-theory at the heart of contemporary thinking about democratic politics and government, and offers a provocative alternative view grounded in the actual human nature of democratic citizens.
Christopher Achen and Larry Bartels deploy a wealth of social-scientific evidence, including ingenious original analyses of topics ranging from abortion politics and budget deficits to the Great Depression and shark attacks, to show that the familiar ideal of thoughtful citizens steering the ship of state from the voting booth is fundamentally misguided. They demonstrate that voters—even those who are well informed and politically engaged—mostly choose parties and candidates on the basis of social identities and partisan loyalties, not political issues. They also show that voters adjust their policy views and even their perceptions of basic matters of fact to match those loyalties. When parties are roughly evenly matched, elections often turn on irrelevant or misleading considerations such as economic spurts or downturns beyond the incumbents’ control; the outcomes are essentially random. Thus, voters do not control the course of public policy, even indirectly.
Achen and Bartels argue that democratic theory needs to be founded on identity groups and political parties, not on the preferences of individual voters. Democracy for Realists provides a powerful challenge to conventional thinking, pointing the way toward a fundamentally different understanding of the realities and potential of democratic government.
Christopher H. Achen is the Roger Williams Straus Professor of Social Sciences and professor of politics at Princeton University. His books include The European Union Decides. Larry M. Bartels holds the May Werthan Shayne Chair of Public Policy and Social Science at Vanderbilt University. His books include Unequal Democracy: The Political Economy of the New Gilded Age (Princeton).
1936. Fraude y violencia en las elecciones del Frente Popular (Manuel Álvarez Tardío y Roberto Villa García)
Ed. Espasa, 656 pp.
Un libro que demuestra el fraude que permitió la victoria del Frente Popular en las elecciones de 1936.
Manuel Álvarez Tardío y Roberto Villa García, dos historiadores españoles de la Universidad Rey Juan Carlos, son los autores de un libro que cambiará nuestra perspectiva de las elecciones de febrero de 1936, que dieron la victoria al Frente Popular, describiendo y demostrando la existencia de fraude electoral y el ambiente de extrema violencia que imperó en los meses anteriores y posteriores. Un libro que causará polémica y debates encendidos.
Breviario de campaña electoral (Quinto Tulio Cicerón)
Ed. Acantilado, 90 pp.
En el año 64 a. C., Marco Tulio Cicerón inició la campaña electoral para el consulado romano. Su hermano pequeño, Quinto, se entretuvo en describirle de qué argucias debía servirse para poder ganarse el fervor de los votantes. Lo cierto es que, en julio de 64, obtuvo la unanimidad de las centurias y el cargo al que optaba, quién sabe si gracias a haber puesto en práctica los sabios consejos de su hermano. No deja de ser curioso que, veinte siglos más tarde, las recomendaciones del pequeño de los Cicerón sigan siendo sorprendentemente válidas.
Giulio Andreotti observó con justeza que su autor, al escribir la carta que hoy presentamos, “no pudo imaginarse que su breve tratado pudiese ser leído a más de dos mil años de distancia y resultar extraordinariamente interesante, no sólo como documento histórico y literario, sino también por una especie de imprevisible actualidad en los hechos que describe”.
La opinión pública (Walter Lippmann)
Ed. Cuadernos de Langre, 333 pp.
La opinión pública de Walter Lippmann es un libro en donde el autor analiza la creación de la pública, sus efectos sobre la psicología humana y cómo se puede modificar para servir ciertos intereses. Entre los temas que Lippmann trata encontramos los principales: los estereotipos y la forma en que funcionan las personas, los medios de comunicación y su manera de manejar la opinión pública y finalmente su idea de cómo debería funcionar la democracia.
Lippmann explica que los seres humanos nos manejamos a base de estereotipos que nos permiten economizar en tiempo cuando se nos presentan situaciones nuevas. Las ideas preconcebidas que tenemos, nuestros valores morales y nuestro contexto socioeconómico son motores que crean nuestra manera de ver el mundo, nuestro pseudo entorno. Este pseudo entorno nos permite captar la información y tomarla de una manera determinada, basándonos siempre en nuestro bagaje.
Los medios de comunicación son los encargados de transmitir los mensajes de los discursos políticos y hacerlos parte de la opinión pública. Así mismo tienen una manera de moldear los estereotipos, crearlos y así servir ciertos intereses. Los medios de comunicación sirven ciertos intereses y una ética particular que los obliga a cubrir eventos específicos y poner ciertos temas bajo frames específicos para servir a su público. También buscan la manera de hacer los mensajes impactantes para llegar de manera más efectiva al público como creando polémica. Explica también que es importante crear discursos ambiguos, usando temas generales a través de los cuales las personas se puedan sentir identificadas y unirse a ciertas ideas o políticas, así no necesariamente estén dentro de su interés.
Lippmann finalmente explica que los medios de comunicación masiva están cambiando el mundo, vaticinando así el uso que se le daría a éstos a través de la propaganda durante la Segunda Guerra Mundial. Explica que la democracia no contemplaba este importante actor y que por lo tanto no se puede seguir dentro del modelo clásico. Considera que se debe crear una democracia en la cual los técnicos y gente especializada delibere y tome decisiones por la gente, teniendo éstas que acatarlas por “su propio bien”.
El libro de La Opinión Pública me parece muy interesante en el sentido que analiza a fondo un tema que sigue actualmente vigente que es el de cómo se maneja la opinión pública. Lippmann tocó algunos temas importantes en su libro, llegó a conclusiones bastante sorprendentes para la época (como la importancia que tomaría la televisión a futuro y el efecto de los medios masivos de comunicación en la democracia) y son éstas las que hacen de este libro un verdadero clásico, con relevancia para la sociedad actual. Sin embargo creo que Lippmann impregna su obra más conocida con un sentimiento elitista claro en casi todos sus capítulos. Entiendo que era una época marcada por una gran diferencia entre clases, sin embargo este tono se contraponen mucho con la sociedad actual. Fuera del claro elitismo y desprecio por las masas, el libro expone claramente las posiciones de Lippmann a través de ejemplos históricos que a ratos pueden ser exhaustivos.
La Opinión Pública es un libro claro y básico para entender la manera en que los medios se manejan actualmente y la manera en que la opinión pública se crea.
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