Ed. Ediciones Destino, 304 pp. (2022)
En los dietarios de Valentí Puig resuenan ecos de su poesía, su narrativa, sus artículos periodísticos y su labor ensayística, y si bien en todos estos géneros ha demostrado su excelencia, es tal vez en los dietarios, compendio y destilación de todos sus intereses literarios, donde se ha erigido como el escritor más importante que han dado las letras catalanas desde los grandes autores de la generación postnoucentista, especialmente de Josep Pla, a quien dedicó un libro memorable, L’home de l’abric, y de quien es el mejor continuador. Pero tanto como un escritor fundamental en la literatura catalana, Puig es también un autor de primer orden en las letras castellanas contemporáneas, pues su extensa producción alimenta por igual ambos idiomas y muestra que la fuerza del estilo se impone a las particularidades lingüísticas. Es el estilo de Valentí Puig llano y complejo al mismo tiempo. Lo primero porque su prosa se nutre de la elevada naturalidad que dio a las lenguas europeas su madurez literaria; lo segundo porque de ese tono conversacional sabe extraer los misterios poéticos que hacen de la literatura su razón de ser. De sus descripciones paisajísticas, que nunca son ociosas, surge la clase de espiritualidad que revela la unidad del hombre con el mundo. El lector encontrará en Casa dividida excelentes ejemplos de esa revelación tan cercana al sentimiento religioso. Es la suya una religiosidad que, ahondando en el reconocimiento de lo humano, incluye tanto las debilidades del individuo como el afán de transcendencia ante la extrañeza del devenir, y es también la admiración, siempre presente en su obra, por todo lo que el cristianismo ha dado a Occidente en el sentido más profundo de lo moral, el que comprende la piedad, el arte y el pensamiento. Como en sus anteriores dietarios, en Casa dividida, gracias a la libertad que proporciona el género, lo espiritual, lo existencial y lo poético se combinan sin choques con la pincelada irónica o satírica a la manera del mejor costumbrismo; la crítica literaria, singular y profunda, y la reflexión sobre los movimientos políticos del panorama internacional o las miserias politiqueras de lo que ha ocurrido en Cataluña y en España en los últimos tiempos. En este terreno ofrece finos retratos de agentes políticos -el de Pedro Sánchez no puede ser ni más exacto ni más hilarante- y acertadas descripciones de los tipos sociopsicológicos que pululan tan ricamente por esa Cataluña de iluminados, sensibleros y trepadores que alumbraron primero los desastres de 2017 y después uno de esos tiempos de espera que -en palabras de Valentí Puig- “se estancan para siempre». Ferran Toutain
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