El hombre del abrigo
Puig, Valentí
mayo 4, 2025

Athenaica, 240 pp. (2024).

En una tradición cultural como la catalana, que se interrumpe en el Renacimiento y no empieza a recuperarse, y aun de modo muy precario, hasta el siglo XIX, la obra de Josep Pla constituye una empresa colosal de construcción y consolidación de una prosa literaria que apenas se había cultivado con la naturalidad expresiva y la ambición estilística que exige el desarrollo del pensamiento y la narración. Por supuesto, la importancia de Pla va mucho más allá de esa aportación formal de primer orden; su obra es de una altura intelectual y moral comparable a la de los mejores escritores europeos, y esto es así porque su vasto conocimiento de la tradición literaria de Occidente y su afinado juicio la encajan en un espacio mucho más amplio del que hasta su aparición había ofrecido la literatura catalana. Valentí Puig, que no en vano se ha dicho que es su mejor heredero, se funde con Pla en El hombre del abrigo, porque este libro es a la vez un reconocimiento de la grandeza de Pla, sin duda el más sustancioso de cuantos se han escrito hasta la fecha, y un ensayo de pensamiento y crítica literaria tan personal de su autor como los otros muchos que ha dado a la imprenta.

Puig acompaña a Pla en su testimonio de las inconmensurables catástrofes del siglo XX, el del fascismo, el nazismo, el comunismo, el de las revoluciones y las dos grandes guerras: el siglo de la megamuerte. Le acompaña en sus reflexiones sobre la inutilidad asesina de esas utopías que han pretendido cambiar la naturaleza humana con un resultado de devastación, miseria y muerte de una magnitud sin precedentes, y también en sus meditaciones sobre la condición humana, y el valor de la literatura en cuanto a conocimiento de la realidad.

En El hombre del abrigo, libro que se reedita veintisiete años después de sus primeras ediciones en catalán y castellano enriquecido con un prólogo de su autor y un epílogo de Carlos Mármol, emerge con toda su envergadura el Pla periodista, corresponsal en las ciudades europeas durante los años terribles de ascensión de las ideologías totalitarias; el Pla dietarista y memorialista; el Pla liberal, conservador, escéptico ante todos los proyectos políticos que pretenden salvar al hombre de su sufrimiento añadiendo más sufrimiento a su existencia; el Pla narrador, novelista, valedor del sentido común, la literatura de la experiencia, el esfuerzo de hacerse entender sin renunciar al pensamiento profundo y al estilo con el que lo elabora, sereno y poético a un tiempo, tocado a veces por el lirismo que surge de la contemplación íntima del mundo. Reflejar en un ensayo de poco más de doscientas páginas toda la complejidad de una obra tan vasta, sin menoscabo de su trascendencia y poniéndola en relación con la de los grandes escritores europeos de la literatura de pensamiento, solo está al alcance de un escritor con una capacidad de comprensión tan elevada como la del mismo Pla. 

Ferran Toutain

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