Tecnos, 222 pp. (2024).
La obra, que recoge tres informes inéditos, elaborados durante la Transición y principios de los ochenta, ha devuelto a la actualidad a uno de los más grandes constitucionalistas españoles del s. XX, Manuel García-Pelayo. Una nota editorial y un estudio conclusivo de dos de los más insignes constitucionalistas actuales contribuyen a destacar el valor del hallazgo y el contexto jurídico de los informes. Son dictámenes, realizados a instancia de la Zarzuela, sobre diversos aspectos relacionados con la posición y las funciones constitucionales del Rey. El primero de ellos pasa revista a varios aspectos que podrían incluirse en la Constitución (1977) y complementa otro sobre el proyecto de Constitución, publicado en la misma colección de Clásicos del pensamiento (2021). Los otros dos abordan la constitucionalidad de la actuación del Rey durante el 23 F (1981) y el sentido de la sanción en la monarquía parlamentaria (1983). La obra muestra los grandes conocimientos jurídico-constitucionales y la capacidad analítica de su autor, así como el valor de la interpretación constitucional para desentrañar el significado más profundo y adecuado a la realidad de las normas de la Ley Fundamental.
El autor adopta una visión funcionalista de la legitimidad del Rey, destacando unas funciones que transcienden lo simbólico para incluir también la dimensión integradora y la defensa de la Constitución sobe todo en momentos excepcionales (lo que deja ver la influencia de Constant, Smend y Schmitt). García-Pelayo sostiene una posición neutral pero no neutralizada del Rey y defiende la atribución de un poder de reserva, en lo que nos parece se asemeja a una lectura “italiana” de las atribuciones del Jefe del Estado, que solo en parte fueron incorporadas a la Constitución. Se trata de una interpretación distante de la visión racionalizadora de la Corona predominante en la doctrina, pero que, como muestra el autor, tiene engarce con la Constitución a partir de preceptos como el que incluye el juramento de guardar y hacer guardar la Constitución o de una interpretación no meramente formal de la sanción, reservada, esto sí, a casos de grave crisis constitucional y de Estado. El entendimiento del Rey parlamentario que ofrece García-Pelayo nos alerta frente a derivas presidencialistas de la presidencia del gobierno y neutralizadoras del Jefe del Estado. Como advirtiera Jiménez de Parga, remedando a Thiers, el rey no gobierna, pero reina. Este libro ofrece un buen armazón teórico y ejemplos de lo que significa “reinar” en una monarquía parlamentaria y en un Estado constitucional y democrático.
Josep Maria Castellà
0 comentarios