Ed. Planeta, 216 pp. (2022)
La búsqueda es un libro escrito a cuatro manos por un matrimonio chileno, Cristóbal Jimeno y Daniela Mohor. Pero el lector reconocerá únicamente la voz de Cristóbal, porque La búsqueda es la historia del asesinato de su padre, Claudio Jimeno, asesor del presidente Allende, y sobre todo, la lucha de su familia por aclarar las circunstancias de su muerte y llevar a los responsables ante la justicia. El libro es, en parte, la crónica de una investigación judicial y, al mismo tiempo, la reconstrucción íntima de una época y de una familia. La búsqueda es un libro conmovedor, muy bien escrito y de ágil lectura.
Aunque Cristóbal dice que el libro no es un homenaje a su padre, lo parece. A su padre y a todos los que, como él, murieron con dignidad por la defensa de unos ideales. Claudio Jimeno no quiso abandonar el palacio de La Moneda el 11 de septiembre de 1973, aun sabiendo que aquella decisión terminaría con su vida. También es un homenaje a los abogados que trabajaron por el reconocimiento de los derechos humanos en Chile y a los pocos funcionarios que se empeñaron en desvelar la verdad. Y, al mismo tiempo, es una crítica a la desidia y complicidad de los que, incluso años después, en plena democracia, no tuvieron ningún interés en trabajar por la justicia.
En La búsqueda se reconoce el ambiente inestable e inseguro durante los meses que precedieron al golpe y el autor admite su opinión crítica con el gobierno de Unidad Popular de Salvador Allende, pero no ahonda en ello. Jimeno no quiere promover ninguna agenda política. En realidad, se muestra como un hombre generoso, que sabe reconocer y agradecer. Son quizás estas las páginas más emotivas del libro, aquellas en las que descubre a las personas que han moldeado su carácter y le han acompañado pacientemente: su abuelo, su padre adoptivo y su profesor de baloncesto. El libro es testimonio de alguien que, a pesar del profundo trauma infantil por la desaparición de su padre, no ha permitido que el dolor definiera su vida. Tampoco ha dejado sitio al odio ni al afán de venganza.
En las primeras páginas se hace una reflexión sobre Chile que podría también apreciarse en España o en cualquier otro país víctima de la extrema polarización política: tenemos la obligación de cuidar nuestra convivencia, nuestro lenguaje, de practicar la tolerancia y entender que es legítimo discrepar, pero sin perder la conciencia de lo frágil que es nuestro sistema democrático. Núria González
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