Ed. Nórdica, 176 pp. (2022)
Tras una etapa de formación en Italia, Nebrija regresó a España en 1473, el mismo año en que se introdujo la imprenta en nuestro país. Favorecido por Isabel la Católica, con el tiempo se convertiría en una de las luminarias del Renacimiento, tanto por su labor latinista como por ser el autor de la primera gramática de una lengua romance (Gramática castellana, 1492). No es habitual que un humanista del Siglo de Oro protagonice un cómic, pero el quinto centenario de la muerte de Antonio de Nebrija (1444-1522) ha propiciado la aparición de esta obra del ilustrador Agustín Comotto. Como puede verse en su bibliografía, el autor se ha documentado a conciencia, y ofrece una aproximación rigurosa y amena a la figura del gramático. El cómic invita a reflexionar sobre la relación entre lengua, imperio y nación, así como sobre la incomprensión que a menudo sufren las mentes adelantadas a su época. Luis Castellví
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