Ed. Michalon Éditeur, 128 pp. (2004)
En pleno despliegue del ensayo conservador en Francia, nación en la que desde Chateaubriand nadie osó decirse conservador, ha aparecido “Oakeshott, le scepticisme en politique” (Le bien commun) de Quentin Perret, tocquevilliano de primera fila, en un momento en que figuras como Roger Scruton tienen una presencia insospechada en la reflexión intelectual, donde antes se prefería Sartre a Aron. En tiempos de descrédito del “nation building” y de toda ingeniería social, Oakeshott –presentado en el Club Tocqueville por Jorge del Palacio- tiene esa vigencia que él tanto se esforzó en disimular y que contrasta ahora tanto con el libertarismo como con el iliberalismo.
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