Ed. Little Brown, 400 pp. (2023)
No es circunstancial preguntarse si el Partido Republicano estaba ya predispuesto a su autodestrucción antes de Donald Trump –como sugiere el precedente del Tea Party- o si las ondas expansivas de su demolición son la entrada en un más allá implosivo. Cuando las tribus vikingas asaltan el Capitolio el 6 de enero de 2021, Donald Trump se queda en el Despacho Oval, sigue negando los resultados electorales y no desalienta a la turba. La congresista Liz Cheney –con escaño desde 2016- ya advertía, casi en solitario, que aquella deshonra de la Constitución significaba entrar en un agujero negro.
Trump dejaba a punto de quirófano al Partido Republicano y sometía el sistema constitucional a una tensión inaudita. A pesar de todas las decisiones judiciales, insistía en el fraude electoral masivo. Mentía aposta y persistió, patológicamente. Toda liturgia bipartidista quedaba incinerada. El repaso minucioso de todo aquel momento da para un capítulo completo en la historia universal de la infamia, apartado demagogia total. Oath & Honor de Liz Cheney, recién publicado puede considerarse un testimonio escrito a pie de obra, pero también es un alegato rotundo en defensa del “continuum” constitucional norteamericano. Más que en el libro de John Bolton, por ejemplo, en Oath & Honor la descalificación de Trump se hace irrefutable, entre –dice Cheney- tanta basura “on line”. Aquel 6 de enero hubo sangre, miedo y muerte.
Cayó luego el “Speaker” de la Cámara de Representantes –el republicano Kevin McCarthy- cuyo trumpismo servil es descrito ampliamente por Liz Cheney. Ahora le sustituye Mike Johnson, adulador republicano trumpista en Oath & Honor, que ahora está en fase de reubicación circunstancial.
¿Pudiera presentarse Cheney como tercer partido, en el caso insólito de que Trump y Biden se retiren de la contienda? Conservadora pragmática, con convicciones inspiradas en los Padres de la Constitución, hija del otrora poderoso Dick Cheney, al votar el “impeachement” de Trump acabó sin escaño, vilipendiada por el trumpismo y los tuits del expresidente. De ganar Donald Trump en noviembre del año que viene, el mundo será más inseguro. Valentí Puig
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